Pese a los kilómetros, pese al
madrugón, pese a los contratiempos de última hora, solo sé que me había
prometido a mi mismo poder ver el espectáculo que puede ser ver a 40
coleccionistas intercambiando minerales. El revuelo va a ser
máximo, los ejemplares van a ir cambiando de manos a una velocidad
espectacular y vamos a poder ver piezas de todo tipo y lugar. Sinceramente creo que después de una mesa de intercambio como esta va a
haber un antes y un después en el panoráma mineralógico español. Un
servidor solo espera poder contentar a alguien con mis piezas, modestas y
recolectadas por mi mismo a la par que poder conseguir espécimenes que
aún no he visto más que en fotografía.
Contando las horas...
Espeleomina cierra la paraeta hasta el día en el que publiquemos una crónica del evento.
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